Hasta hace muy pocos años, el personal de limpieza, se solían marchar a las cuatro de la madrugada, una vez finalizada su labor y quedando un vigilante durante toda la noche, pero actualmente, la Facultad cierra sus cancelas a las 10 de la noche, y son puestas en funcionamientos sus alarmas, conectadas con una central de vigilancia. Cuentan los integrantes del cuerpo de seguridad de la Facultad que allí ,entre sus paredes, habita el fantasma del antiguo encargado de mantenimiento que falleció un viernes a las tres de la tarde tras acabar su jornada laboral a las tres menos cuarto. Mª. del Carmen Abad una de las limpiadoras mas antiguas del edificio, vive con el convencimiento de que Santiago (tal era el nombre del fallecido) tras su muerte se quedó morando entre sus aulas, recovecos y el insigne lugar del Panteón de los Sevillanos Ilustres.
El personal de la contrata de limpieza, profesores y antiguos compañeros del finado, dicen haber escuchado en repetidas ocasiones fuertes golpes y ruidos, susurros, suspiros e incluso se les ha llamado por sus nombres. Un fantasma encarnado en su antiguo compañero que hoy no deja de incordiarlos y hacer se sus jornadas de trabajo insufribles horas en convivencia con el miedo. El personal de limpieza cuenta tímidamente sus experiencia a “Más Allá”: “eran sonidos como si alguien estuviera enterrado y estuviera arañando la pared una especie de cajón, otras noches se ha oído gritos desgarradores e incluso de tocarnos o llamarnos por nuestros nombres así: Carrrmeeen… pero la voz no venía de ningún sitio ni de nadie y lo que es peor… no había nadie cerca de nosotras”. Santiago murió en su casa, de un ataque cardiaco, pero en su lugar de trabajo a la mañana siguiente todas las plantas (hiedras) del exterior del edificio que él había plantado y cuidaba tan afanosamente aparecieron súbitamente arrancadas de raíz y su habitación como si alguien o algo lo hubiera revuelto todo… desde su muerte las noches de limpieza o vigilancia se han vuelto un tormento en la que el pánico te puede abordar en cualquier momento.
En otras ocasiones las luces de la Facultad se han encendido y apagado solas, uno de los seis ascensores que posee el edificio funciona solo, aun estando la corriente de los mismos desconectada, se han visto misteriosas sombras por los pasillos y aportes que han sorprendido y llenado de perplejidad a los trabajadores nocturnos de Bellas Artes. Durante el pasado mes de Agosto, durante un buen número de días, las alarmas funcionaron, por la tarde-noche y siempre a la misma hora.
Pero no sólo es el espectro de Santiago, según nos comentan en la Facultad, el único que se manifiesta en este histórico lugar, en el Panteón de Sevillanos Ilustres tenemos los tenebrosos y translúcidos paseos que suele dar “Fernán Caballero” o ,lo que es lo mismo, Cecilia Böhl del Faber, que tras formar su gaseoso cuerpo ante su tumba comienza su mortecino paseo por la Facultad.